El fin de semana del 17 y 18 de mayo de este 2025, la ExpoTé en el Centro del Conocimiento de Posadas —Misiones— nos abrió las puertas al alma del té. Fue mucho más que una exposición: fue un tejido de aromas, palabras, texturas, saberes y personas que, desde sus raíces, se reunieron para compartir lo que brota de la tierra y del corazón.

En ese marco, CataTe —cata sensorial de té y poesía— nos propuso un momento de pausa, de encuentro íntimo. A través de los sentidos, exploramos las seis variedades de té y, con ellas, las emociones que despiertan en cada una de nosotras. Los colores nos hablaban antes de probarlos, los aromas evocaban memorias, y las texturas tejían el presente con lo ancestral.

Mientras degustábamos, también escuchábamos. La poesía, como un hilo sutil, acompañó cada sorbo. Fragmentos como estos resonaron en el alma:

Disfruto mañanas frescas
aromadas con dulces té con canela,
con miel, menta o hierbas tal vez.
Hilando felices recuerdos
invitan a brindar por una dichosa vida,
por reencuentros, por amores y amistad.

Y así, entre palabra y sabor, fuimos abrazadas por la misteriosa estación del otoño. Esa que danza con ocres y dorados, que calla a las chicharras y alarga las sombras:

En las siestas misioneras descubrimos el silencio.
Las bulliciosas chicharras han dejado de cantar.

Un agradecimiento especial a Rita, creadora de “Apasionate – Blend de té”, quien nos preparó cada variedad pura con manos generosas y presencia amorosa. Gracias a ella, y a quienes acompañaron, la experiencia fue más que una cata: fue un viaje al interior, una comunión con lo íntimo y lo sagrado.

Profunda estación, un tiempo.
En su estancia nos recuerda, nos enseña
amar al Ser interior.
Construirlo desde adentro
en armonía y fortaleza…

CataTe fue eso: un ritual de sentidos, poesía y alma.
Un recordatorio cálido de que lo esencial no hace ruido, pero deja huella.

 

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